Colosal. Inconmensurable. Épico. Uncharted 2 consigue mejorar su ya de por sí brillante primera parte y consolida uno de los mejores videojuegos de la actual generación de videoconsolas. Naughty Dog demuestra su poderío con no sólo el mejor lanzamiento en lo visual de la Next-Gen, sino también con uno de los más brillantes en su faceta jugable. |
Uno de los mayores retos a los que puede enfrentarse un estudio en la industria del videojuego es el de crear una nueva IP. Cuando los números se suceden tras un nombre conocido el aficionado se motiva sólo, y el incentivo para la compra de diferentes entregas de una misma saga queda únicamente supeditado a la calidad del propio producto.
El primer Uncharted, El Tesoro de Drake, tuvo una calidad incontestable pero a ello sumó el necesario golpe de suerte para comenzar con buen pie en lo comercial. El irrebatible carisma de su protagonista, la calidad de la historia, el ahondar en un género tan abandonado como el de la aventura… Los motivos eran amplios, y lo cierto es que su suma consiguió hacer del videojuego no sólo un título memorable, sino también un rotundo éxito de ventas que le encumbró como uno de los nuevos vende-consolas de la máquina de Sony. Lo que ahora tenemos entre manos es su necesaria segunda parte, y es que el carácter episódico de las aventuras de Nathan Drake, al más puro estilo Indiana Jones, parece prepararlo para protagonizar todas las historias que permita el filón artístico de un estudio en perpetuo estado de gracia, Naughty Dog. Los creadores de joyas del calado de Jak and Daxter o Crash Bandicoot demuestran que es con su nueva saga con la que el siempre complicado equilibrio entre inspiración, medios y valía artística ha encontrado su mejor resultado.
Uncharted 2: El Reino de los Ladrones consigue algo que parecía ciertamente difícil, mejorar la primera parte de las series. Para ello lo que ofrece es el entretenimiento definitivo de PlayStation 3, y la clase de videojuego que define la experiencia que reporta la máquina de Sony. Desde el comienzo de PlayStation como videoconsola se ha buscado transmitir una experiencia cinematográfica y de enormes medios al aficionado, tratando de que éste sienta en todo momento la inmersión de protagonizar su propia película.
El Reino de los Ladrones es el mejor y más brillante ejemplo de ello; es una película de aventuras de la era dorada del género, una epopeya que podría haberse incorporado sin cobardía a la saga de Indiana Jones de una forma mucho más efectiva que la mediocre última película, Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal. Y, lo que es mejor, tiene el gancho del videojuego hecho con pericia y maestría, de la experiencia que no sólo es larga en su modo off-line sino que además incorpora un multijugador sensacional. En definitiva un lanzamiento que ningún jugador que posea una PlayStation 3 puede perderse, y un motivo más que legitimo para comprarse la consola.
En Uncharted 2, como los aficionados que tuvieran la fortuna de jugar a su primera parte ya sabrán, volvemos a tomar el rol de Nathan Drake, un aventurero gamberro, caradura y tremendamente simpático que encarna a la perfección los valores de carisma, encanto y empatía que siempre han caracterizado a los héroes del género, tanto en el cine como en los videojuegos. Lamentablemente, aunque en realidad por fortuna, la historia de El Reino de los Ladrones es tan increíblemente rica y llena de giros y golpes de efecto que merece la pena resguardar su integridad y contar lo menos posible al lector. Suponemos que el jugador sabrá agradecer una lectura libre de los molestos “spoilers”, que le permita sorprenderse tanto como nosotros con las espectaculares vicisitudes que el bueno de Nathan tiene que sufrir en esta su segunda aventura.
Apenas concretaremos que su periplo tiene que ver con los viajes de Marco Polo, el reino mítico de Shambhala -perteneciente a la tradición budista tibetana- y también de la búsqueda de la piedra Cintamani, un artefacto mítico también del folclore budista que, según cuentan ésta mitología y la tibetana, tenía la capacidad de conceder deseos a quien la portara. De este modo, y sin ánimo alguno de concretar o “destripar”, sí podemos comentar que a lo largo de la campaña veremos abundantes golpes de efecto, sorpresas, traiciones… Todos los ingredientes necesarios para una épica y gigantesca gesta de aventuras que se prolongará por encima de unas más que satisfactorias 12 horas.
La duración siempre es un elemento complicado de valorar en un videojuego, y es que en 3DJuegos, por ejemplo, nos inclinamos más por tener en cuenta de forma positiva una experiencia breve pero intensa que una más dilatada pero también menos rotunda. Uncharted 2, de nuevo por fortuna, consigue hacer suyas ambas virtudes. Situarse por encima de las 10 horas en un juego de su corte siempre es un número muy respetable pero, por encima de ello, lo que resulta asombroso es el ímpetu y el ardor con el que se suceden las fases del título que nos ocupa.
Los motivos son varios, y algunos de ellos los desgranaremos más adelante, pero ya que estamos abordando términos de guión y planteamiento hay que destacar el propio trazado de la aventura como una de sus principales virtudes. En el Uncharted original toda la aventura se desarrollaba en una isla tropical, increíblemente bien creada y esbozada, pero que no podía repetir como escenario para una secuela. En El Reino de los Ladrones el abanico de escenarios se multiplica exponencialmente y, si bien no podemos enumerarlos por razones obvias de integridad del guión, cabe destacar el enriquecimiento del ritmo general del videojuego gracias a la diversidad que los viajes de Nathan le insuflan en términos de variedad a la jugabilidad.
Uncharted 2 no cambia en esencia nada de lo que nos deparó el original, sin embargo consigue abordar con tremendo acierto una serie de elementos que le reportan una bienvenida sensación de frescura. ¿Cómo se consigue? Acabamos de mencionar como pilar de la segunda parte la frecuencia de los cambios de escenario, los abundantes viajes y la brillantez del retrato de diferentes localizaciones de punta a punta del mundo. Sin embargo la vertiente jugable también goza de enorme peso en este sentido, y hay algunos motivos claros.
En primer lugar El Reino de los Ladrones repite fórmula con respecto a su precedente de una forma muy clara, pero todo da la sensación en esta ocasión de estar mucho mejor cohesionado. Los tiroteos vuelven a ser el segmento más frecuente al que deberemos hacer frente en el videojuego, aunque en esta ocasión con una atención por la exploración, las acrobacias y los puzles mucho más trabajada. Pero vamos por orden, y gradando la importancia hay que comenzar con las escenas de acción, que se benefician de la intención de Naughty Dog de no caer en lo repetitivo. Una de las pocas pegas de los enfrentamientos a tiros con el enemigo en el original eran el hecho de que a menudo bastaba con esconderse tras un parapeto e ir acabando con los enemigos uno a uno, estando algo atentos por si alguno se aventuraba a rodearnos, algo que rara vez ocurría. En la secuela, sin embargo, el diseño de los mapas y los enemigos mucho más avezados hacen del planteamiento algo mucho más dinámico.
La idea es la de ofrecer al jugador muchas más opciones a la hora de abordar cada arena con enemigos armados. Los creadores del videojuego, al parecer, se han dado cuenta de que las partes más emocionantes de El Tesoro de Drake eran las que incluían laverticalidad, gran número de parapetos y posibilidades de flanquear a los oponentes, y es precisamente en lo que más se ha insistido de cara a la secuela.
Por otra parte, y continuando con la “apertura de miras” de la segunda parte, también hay que destacar otros elementos fundamentales y de gran importancia. Para empezar el sigilo gana peso en El Reino de los Ladrones, una adición que estimamos bienvenida. No es que Nathan Drake se convierta en un Snake o en un Sam Fisher, pero sí tendremos a nuestra disposición algunos movimientos y acciones rápidas con las que acabar con los contrincantes de forma rápida y silenciosa cogiéndoles desprevenidos. El de los combates cuerpo a cuerpo también ha recibido un lavado de cara, esta vez algo más ligero. Los momentos decisivos de estos enfrentamientos ya tienen menos aspecto de QuickTime Events, y ahora se nos hace saber que, por ejemplo, podemos ejecutar un contragolpe merced a un ligero efecto de cámara lenta que sirve a modo de aviso.
De acuerdo en que en algunas ocasiones el jugador se perderá o no sabrá por qué dirección optar a continuación, lo que puede ser una ruptura del ritmo para los usuarios menos avezados en este género. Sin embargo en la secuela se consigue una mayor impresión de progresión por parte del que está a los mandos, lo que se debe fundamentalmente a un diseño de los escenarios que es sencillamente extraordinario. Por lo que respecta a los puzles y desafíos algo más sesudos, el videojuego vuelve a apostar por alternarlos con enorme acierto con los tramos más marcados por la acción. En esta ocasión el número se ha reducido ligeramente para no entorpecer la vertiginosa velocidad a la que sucede todo en Uncharted 2, aunque también es verdad que el reto ha aumentado de forma considerable. Los creadores han fulminado cualquier referencia al diario de Drake de la primera parte, entre otras cosas porque en el actual contexto no tendría sentido alguno, y se han inclinado por una exposición más libre aunque también con lecturas de diario incluidas aunque en esta ocasión más orientadas hacia el protagonista. Ahora el desafío aumenta y también la sensación de recompensa por superar los retos. Más complicados, pero también mucho más fluidos e ingeniosos. ¿Qué le faltaba a la primera parte de Uncharted? Algunos usuarios echaron en falta un apartado multijugador, y es que si bien el concepto no parecía encajar en demasía con el planteamiento del videojuego, lo cierto es que en un videojuego Next-Gen cada vez cuesta más renunciar a este tipo de extras. Sin embargo precisamente clasificar de “extra” a la parte on-line de Uncharted 2 puede resultar tremendamente injusto, y es que la atención y el mimo al detalle que se ha prestado desde Naughty Dog lo convierten en una opción a tener en cuenta y no en un mero relleno. Para empezar hay que señalar que el videojuego incluye una modalidad cooperativa, aunque ésta no versa sobre la campaña del título, sino que ofrece un puñado de misiones extra para superar conjuntamente con otros dos compañeros. Es una lástima que el cooperativo no se haya desarrollado para el Modo Historia, puesto que la presencia de Chloe durante buena parte de éste facilitaba la premisa argumental necesaria para lograrlo. Sin embargo la sensacional IA de nuestra compañera, y el hecho de que las misiones inéditas para el cooperativo se basan de alguna forma en las de la propia campaña ayudan a mitigar esta sensación. Hay un modo supervivencia para superar con nuestros compañeros, y también el modo misiones, donde se nos lleva directamente a algún escenario ambientado al igual que su homónimo de la campaña, pero con diferentes pulidos y cambios para adaptarse a las necesidades del juego cooperativo. Aquí se nos propondrá dar con un tesoro, acabar con los enemigos de una base o rescatar civiles, entre otros tipos de objetivos. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario