Niko ha llegado, un auténtico cabr*n jugable que todo el mundo debería conocer. |
Casi cuatro años ha pasado la saga GTA durmiendo, concretamente desde 2004 con el lanzamiento de San Andreas. ¿Qué han hecho en Rockstar North desde entonces? Preparar su obra maestra. El auténtico culmen del género y sin lugar a dudas el mejor juego de PlayStation 3. Un título que crea adicción donde otros asquean, que tiene estilo donde otros caen en el mal gusto, y que eleva el Sandbox hasta unos límites que tardarán en ser superados… probablemente hasta que Rockstar quiera batirlos de nuevo.
Conocemos sobradamente la historia de Niko Bellic, pero aún así conviene darle un último repaso para los despistados. El protagonista de GTA IV abandona los Balcanes engañado. Engañado por su primo Roman, engañado por la visión de América que se da en el cine –factor en el que Rockstar hace especial hincapié-, y sobre todo engañado por el sueño americano. El impacto cuand Niko desembarca y descubre la grasienta y desalmada Liberty City es monumental.
Pero Niko esconde muchos secretos, y parte del encanto del juego es ir descubriéndolos conforme avance el título. No los desvelaremos para no estropearle la experiencia a nadie, pero si que orientaremos al lector señalando que algunas de las razones que empujan a Bellic a viajar a Liberty City están relacionadas con su pasado, con su intento de abandonar Europa por sus tratos con gente peligrosa, y con su búsqueda de los traidores que provocaron la muerte de la mayor parte de su pelotón en la guerra de la extinta Yugoslavia, en la que nuestro protagonista tomó parte. Una de las mayores diferencias de GTA IV con respecto a sus predecesores es el tratamiento de la historia y de los personajes. Cualquier entrega de Grand Theft Auto ha sido siempre un ejemplo a seguir en narrativa, argumento y tratamiento de sus protagonistas, sin embargo lo nuevo de Rockstar juega en otra liga.
Para empezar cualquier aficionado a las series se dará cuenta rápidamente del notorio incremento de la duración de las cinemáticas que introducen cada misión. GTA IV se toma su tiempo, nos da toda la información que necesitamos saber para conocer a los personajes, y aporta multitud de matices que antes no se abordaban. De hecho, por poner un ejemplo, en las entregas precedentes los viajes en coche con otro personaje solían ser un alivio cómico en el que no se buscaba otro pretexto que el de aligerar un poco la carga violenta del juego con humor –generalmente grueso-. IV es todo lo contrario, aunque repitamos la misión hay un abanico tan grande de frases con todos los personajes que las conversaciones rara vez se oyen dos veces, y la mayor parte de ellas están dotadas de una inusitada profundidad.
Niko Bellic es, sin embargo, el auténtico rey de GTA IV. Un personaje dotado de infinidad de matices: con miedos, dudas, indecisiones… Un personaje que toma decisiones y se equivoca, que falla a menudo a sus seres queridos y sin lugar a dudas es el más carismático y trabajado de cuantos (anti)héroes ha tenido la saga Grand Theft Auto.
Cuando se hicieron públicas las primeras imágenes del título mucha gente dudaba de la idoneidad de su personaje para protagonizar el juego; y se comentaba, por ejemplo, que nunca llegaría a alcanzar la personalidad o el peso de Carl Johnson (San Andreas) o, sobre todo, Tommy Vercetti (inmortalizado por el enorme Ray Liotta en Vice City). Sin embargo Bellic es lo más parecido a un ser humano que ha pasado por las series, y esto se debe a la calidad del tratamiento de su psique y a lo tridimensional de su personaje.
Niko es el personaje principal de Grand Theft Auto IV, sin embargo la protagonista es Liberty City, una ciudad canalla y sin escrúpulos de asombroso parecido con el Nueva York real, y no sólo en su faceta arquitectónica. Mucho se ha hablado a estas alturas de la ambientación del juego, pero realmente hay que embriagarse de la ciudad, moverse por ella y empaparse por completo de lo que fluye por sus venas para sentirse un ciudadano de Liberty City.
Hay un ejemplo de programación realmente gráfico, que muestra muy a las claras la confianza de sus creadores en las posibilidades del lugar. Rockstar oferta en GTA IV la posibilidad de hacer los trayectos en taxi y despreocuparnos del angustioso tráfico de algunas partes de la ciudad, este hecho se puede obviar pagándole un plus al taxista y saltándonos el viaje, o se puede realizar todo el trayecto mirando desde el asiento del pasajero por la ventanilla las calles de Liberty City.
Los lectores pensarán: “Esto me gustará la primera vez, pero luego lo pasaré lo más rápidamente posible”, lo mismo pensábamos en redacción hasta que vimos la vida a través de los ojos de Niko. Empleados municipales barriendo, mujeres de compras, empresarios hablando por el teléfono móvil, personajes que corren a resguardarse de la lluvia si no llevan paraguas, yonkis pidiendo dinero, gente que tras atropellar a alguien se baja del coche para interesarse por su estado… Todo este fenomenal mosaico de pequeños momentos construyen una totalidad inapelable, un placer que si no tenemos tiempo de disfrutar paseando, al menos si que debemos admirarlo a través de las ventanillas de un taxi amarillo.
Pero la de los ciudadanos no es la única baza del juego, ya que en esta ocasión la interacción con el entorno ha aumentado de forma notoria. No sólo porque ahora podemos entrar a un buen número de edificios o subirnos a sus azoteas -para incluso protagonizar espectaculares persecuciones al más puro estilo Assassin´s Creed-, sino también porque en los interiores los muebles, las paredes y los diferentes elementos reaccionan a los disparos componiendo entornos destructibles.
Liberty City tiene un tamaño fenomenal, muy superior a la compacta Vice City, pero muy alejada del vasto estado de San Andreas. Es más, el juego, consciente de sus fortalezas, captura muchas de las ventajas que otorga el impecable mapeado de la urbe, y saca partido de ellas con una selección de misiones realmente impresionante. Lo único que se le puede reprochar a Grand Theft Auto IV en su aspecto jugable tiene que ver precisamente con este factor, debido al hecho de reciclar en exceso propuestas de juegos anteriores de la saga; pues al fin y al cabo todas las misiones se reducen a seguir a un vehículo, robar un cargamento, infiltrarse en unas instalaciones, etc. Nada nuevo en este sentido. La innovación viene de la mano de la forma en la que se afrontan.
El factor que más brilla en GTA IV y que lo separa de forma admirable de sus predecesores, es lo que se refiere a nuestra interacción real con la historia y a nuestra capacidad de modificarla con nuestra presencia y acciones. Grand Theft Auto siempre ha sido una saga donde nosotros actuábamos como mero espectador de los encargos, ajustes de cuentas y muertes que la IA preparaba para nosotros. Esta falsa sensación de libertad se ha terminado.
Para Rockstar es especialmente relevante que nos sintamos dentro de la historia y que experimentemos un sentido de la responsabilidad. Para ello el polémico estudio ha redefinido el concepto de libertad, lo que provoca que lo que nosotros hagamos en la piel de Niko Bellic tenga, a menudo, consecuencias reales en el juego. Así, por ejemplo, habrá ocasiones en las que se nos presentará la posibilidad de salvar o asesinar a un personaje que nos haya hecho “una faena”. Si acabamos con él haremos justicia y probablemente saciaremos nuestra sed de venganza, pero quizá no sea lo más práctico, y es que perdonándole la vida puede que obtengamos suculentos beneficios.
Estas decisiones vienen también muy a menudo de la mano de la multitud de llamadas que recibiremos en nuestro teléfono móvil. Lo que al principio será el alegre tono de llamada que significará que alguien necesita algo de nosotros, se convertirá con el avance del juego en poco menos que un suplicio, pues conforme progrese la aventura las llamadas se multiplicarán, y frecuentemente tendremos que elegir entre las personas que solicitan algo de nosotros pues será imposible satisfacer a todas al mismo tiempo. No obstante el teléfono es un aparato de “ida y vuelta” con lo cual también podremos ser nosotros quienes realicemos llamadas, y no sólo por cuestiones de trabajo.
Al rudo Niko Bellic no le cuesta demasiado acostumbrarse al estilo de vida americano, y en seguida -tanto el serbio como nosotros- nos daremos cuenta de lo importante que es la amistad y el cultivar la vida social en Norteamérica. A los pocos minutos de partida el entrañable, aunque a menudo también estrangulable, primo Roman nos dará un teléfono móvil, y también su número. Desde este primer pasito en nuestra vida social hasta el final del juego acumularemos decenas de números, personas a las que podremos llamar solicitando ayuda o con las que podremos quedar por motivos únicamente relacionados con el ocio. El cultivar las relaciones tiene mucha importancia, no sólo porque es agradable hacer que Niko pase un buen rato dentro de su estresante vida, sino porque muchos de los personajes que conozcamos nos reportarán suculentos beneficios si les tratamos bien. Así, sabremos cómo está nuestra amistad con los diferentes personajes porque de vez en cuando aparecerá un icono en pantalla que indicará si la relación mejora o empeora.
Si pasa mucho tiempo sin que quedemos con ellos disminuirá laamistad, pero si de vez en cuando les pegamos un “toque” para ir a comer, ir a ver un show al cabaret o ir a tomar unas cervezas el asunto mejorará. Lógicamente también hay que tener en cuenta los gustos de la persona con la que vamos a estar, por ejemplo no conviene llevar a nuestra novia a un sórdido club de strip-tease, un lugar donde encajaría mucho mejor nuestro “excitable” primo Roman. Jugar a los bolos o a los dardos son otras de las actividades que podemos llevar a cabo, aunque también habrá otras menos “socialmente adoptadas” como los citados clubs de strip-tease o las relaciones sexuales con prostitutas.
Así que en efecto hay novias y sexo, y de hecho en la versión de Xbox 360 el logro que se desbloquea al tener relaciones sexuales con la primera joven se llama Hot Coffee –no exentos de guasa los chicos de Rockstar-. Y para todos los que se lo estén preguntando: Si, le podemos pegar un puñetazo a nuestra novia si nos gana jugando a los bolos, aunque no le va a agradar y hará que nos quedemos sin “beso en la puerta”.
A modo de curiosidad destacar las deliciosas borracheras de Niko y Roman, un excelente compañero para una improvisada cata de caldos nocturna. Al salir del bar en estado de embriaguez el mundo está borroso y zigzagueante, y el protagonista y su primo tratan de mantener la compostura con divertidísimos movimientos y constantes caídas –especialmente peligrosos los bordillos de las aceras-. En este estado lógicamente no es recomendable conducir, pues es una tarea casi imposible; lo mejor será llamar a un taxi para que nos lleve a casa de una pieza.
El pilar central de Grand Theft Auto siguen siendo los coches, y en GTA IV están tratados de inmejorable manera. Mucho ha cambiado laconducción de los vehículos desde entregas anteriores, con un estilo mucho más sensible para esta ocasión. Los primeros minutos al volante son desconcertantes e incluso se hace complicado tomar una simple curva a cierta velocidad. Sin embargo el sistema se revela muy acertado a los pocos minutos de juego, cuando nos damos cuenta de que el nuevo estilo hace de los coches unas máquinas mucho más manejables, que hacen exactamente lo que deseamos y que, en un tono más realista, son más difícilmente maniobrables a altas velocidades.
Los modelos siguen imitando coches reales con gran acierto aunque sin emplear licencias ni ser personalizables, y su aspecto está muy cuidado. Responden de forma inmejorable a los impactos de bala -dibujándose orificios precisos en su carrocería o pinchando los neumáticos-, en los atropellos –llenándose de sangre el capó y el parabrisas si éstos son muy aparatosos- y en las colisiones, con una física verdaderamente apabullante, espectacular y muy cinematográfica.
Precisamente esta sensación cinematográfica se apoya esencialmente en el nuevo uso de las cámaras. Contamos con hastacinco perspectivas de entre las que escoger cuando vamos a bordo de un vehículo. Tres en las que sólo se varía la distancia de la visión, otra desde el capó del coche y por último la que alterna diferentes planos lejanos; incluso uno cenital que homenajea a las dos primeras entregas, y que resulta tan estéticamente poderoso en lo visual como poco útil en lo práctico. La parte que hace referencia al robo de los vehículos sigue siendo tan sencilla como es costumbre en las series cuando éstos están en movimiento. Cuando los coches están aparcados, sin embargo, hay que llevar a cabo una aparatosa maniobra que incluye la ruptura de la luna del vehículo y el “puente” para arrancarlo.
Muchas novedades en lo que es la resolución de las misiones propiamente dicha. En primer lugar se añaden nuevos elementos como las coberturas, claramente deudoras de títulos de nuevo cuño como Gears of War. La policía es otro de los aspectos que ha observado severas mejoras. Ya no saltarán a perseguirnos como alma que lleva el diablo con sólo dar un golpecito a cualquier coche, y su comportamiento en los tiroteos es otro de los puntos que ha sufrido un pulido muy serio, usando también los parapetos a su favor y cometiendo muy pocas estupideces.
En lo que se refiere a las armas, muy pocas novedades. La selección sigue las líneas maestras de entregas anteriores, con un poderoso catálogo de armas cortas, automáticas, recortadas y explosivas que se adquieren a los traficantes. El auto apuntado es opcional, y disponemos de una cámara al hombro que se activa con el gatillo izquierdo y que permite apuntar de forma más precisa.
El cuerpo a cuerpo también ha experimentado una mejora notable, convirtiéndose en una sólida opción a la hora de hacer frente a los enemigos, muy lejos de los prescindibles y toscos combates de anteriores entregas. Se marca un objetivo con el gatillo izquierdo y se accede a los diferentes tipos de golpeos que se llevan a cabo con los botones Cuadrado, Círculo y Triángulo. Existen además las opciones de bloquear, apartarse e incluso desarmar a los enemigos.
La dificultad, por su parte, está tan bien medida como en entregas anteriores; sin embargo si que se observa que la curva de progreso es sensiblemente más suave que en cualquier otro Grand Theft Auto, empezando con unas misiones muy fáciles. El primer reto medianamente serio será el del encargo de la “limpieza” del club de Strip-tease con algo menos de 10 horas de juego a nuestras espaldas, y The Snow Storm es la primera misión realmente difícil a la que tendremos que hacer frente.
El sistema de guardado de partidas, también se ha adaptado a los nuevos tiempos, y el juego salvará automáticamente nuestros progresos al acabar cada misión, no obligándonos, de este modo, a tener que volver al piso franco para hacerlo. En caso de morir durante un encargo al revivir en el hospital más cercano se nos presentará la posibilidad de reintentarlo con un sms al móvil.
Los modos online que presenta GTA IV son los siguientes: Partida a Muerte, Encargo de la Mafia, Robo de Coches, Carrera, Carrera GTA, Partida a Muerte por Equipos, Robo de Coches por Equipos, Policías y Ladrones, Guerra de Territorios, Rompe tratos, Cerco de Seguridad Nacional, Bombardear la Base II y Modo Libre.
Describirlos todos y valorarlos en su justa medida nos podría llevar un análisis al margen, y buena parte del encanto de éstos es descubrirlos por uno mismo, pero si que destacaremos los que, a nuestro entender, son los más relevantes.
Partida a Muerte es el clásico deathmatch que en sus vertientes individual y por equipos oferta divertidísimas escaramuzas por toda Liberty City o por las zonas de la ciudad que seleccionemos. En éste, y en la mayor parte de los modos, las armas, bonus e ítems se marcan en el minimapa, y tratar de llegar a éstos antes que el resto se convierte en una de las principales y más entretenidas premisas de estas Partida a Muerte y Partida a Muerte por Equipos.
Policías y Ladrones, por su parte, es otro de los Highlights del título. Los jugadores se dividen en dos equipos homónimos, en los que los ladrones tienen que proteger al “capo” del grupo –marcado con un punto de mira sobre la cabeza-, mientras los policías tienen como objetivo acabar con él.
Encargo de la mafia, y su variante Encargo de la mafia por equipos, es el bloque que tendrá por premisa ocuparse de los encargos de Kenny Petrovic. Recibimos las solicitudes vía telefónica, y el mapa se convierte en un campo de batalla para tratar de llevarlas a cabo lo antes posible.
Carrera y Carrera GTA son las dos ineludibles citas con la competición a bordo de vehículos. La diferencia entre el primero y el segundo viene dada por la posibilidad de disparar en la que lleva la coletilla de las siglas del juego. Ni que decir tiene que los disparos, las explosiones y los más aparatosos accidentes estarán a la orden del día.
Por último hay que señalar que el protagonista que emplearemos en el multijugador no es Niko Bellic, sino un personaje que creemos desde cero. Las opciones no son demasiadas, y aparte del sexo tan sólo podremos escoger entre un pequeño grupo de cabezas, torsos, piernas, gafas y gorros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario