-Contenido de 3DJUEGOS
Explosivo, abierto y dinámico, un gran planeta rebelde al servicio de la destrucción. |
Red Faction tiene una más que notable nueva entrega con Guerrilla, un Sandbox potente y espectacular. Destruye todo lo que se interponga en tu camino para liberar el esclavizado Marte. El destino del Planeta Rojo y el de sus habitantes está en tus manos.
El paso definitivo en este sentido es Red Faction: Guerrilla, probablemente el videojuego más avanzado dentro de este campo, capaz de ofrecer un mundo donde todas y cada una de sus estructuras pueden ser derribadas de mil y una maneras. A martillazos, con explosivos, haciendo chocar un camión a toda velocidad contra ellas… Pero Guerrilla es mucho más que todo eso. Es también un shooter fantástico envuelto en una premisa Sandbox que le sienta como anillo al dedo, cuenta además con una campaña individual fantástica y con un multijugador a la altura. Han pasado siete años desde la última entrega, pero Red Faction está más en forma que nunca.
Red Faction: Guerrilla hace los deberes en el tema del argumento, aunque no pasa de ahí. Encarnamos a Alec Mason, un nuevo obrero que llega por primera vez a Marte para trabajar en la minería controlada por el Earth Defense Force, una organización agresiva y tiránica que esclaviza a la mano de obra. Casi sin saber porqué nos veremos introducidos por nuestro contacto en el planeta en el movimiento de resistencia Red Faction, que lucha por arrebatar el poder al EDF en los seis sectores del planeta que controlan. El juego no se toma muchas molestias en términos de guión, ofreciendo una narrativa no demasiado cuidada y especialmente interesante, que tiene su mejor virtud en emplear poco tiempo en exponer su guión para dar paso rápidamente a la acción más salvaje y descerebrada. Así pues, y siempre encarnando a Mason, deberemos elevar la moral de la clase obrera y atacar los diferentes sectores del planeta eliminando el grado de resistencia que el EDF ejerce desde ellos. Para ello deberemos superar diferentes misiones de diversos tipos como pueden ser destruir unas instalaciones, rescatar a un VIP, proteger asentamientos aliados y atacar los rivales, destruir envíos del enemigo…
Esta será nuestra rutina durante las briosas 15 horas que dura la campaña individual de Guerrilla. Un formidable festín de muerte y destrucción que consigue la proeza de hacer divertidísimo un planteamiento algo cuadriculado, y que podría haber sido incluso mejor de contar con una mayor variedad en el núcleo jugable de los objetivos que se presentan. ¿Significa esto que el juego es malo? En absoluto, de hecho es fantástico. Se trata de un Sandbox que tiene la libertad por bandera, y que sigue los patrones clásicos del género. Viajes en diferentes vehículos, búsqueda de misiones que a menudo podremos realizar en el orden que deseemos y el libre albedrío para llevarlas a cabo como deseemos.
Imaginemos que tenemos que destruir unas instalaciones del EDF, objetivo habitual. ¿Cómo hacerlo? Los amantes de la destrucción más absoluta y de los planteamientos poco sutiles estarán encantados arrasando la base enemiga con un camión, y destruyendo los pocos elementos que queden en pie con el uso de explosivos. Los que busquen un planteamiento más económico en cuanto a esfuerzos preferirán infiltrarse con sigilo en el corazón de la base, y situar cargas de C4 en los pilares de los edificios para hacerlos saltar por los aires.
Por poner un último ejemplo los amantes de los shooters preferirán acabar primero con toda la resistencia enemiga en forma de infantería, para después con calma, pero sin perder la presteza, derruir todas construcciones del opresor ejército rival. Lo divertido que resulta echar abajo estructuras y lo útil que resulta para otorgar variedad a la jugabilidad resulta fundamental a la hora de inyectar adicción a un videojuego que, de otro modo, resultaría algo repetitivo en sus objetivos como para merecer una calificación que roce el sobresaliente.
Una vez analizadas las premisas principales conviene pararnos a describir con algo más de atención los motivos jugables que dan combustible a la jugabilidad de Red Faction: Guerrilla. En primer lugar, como acabamos de comentar, las labores que debemos llevar a cabo para progresar son fundamentalmente las de reducir la resistencia enemiga y aumentar la moral de nuestros aliados. Para liberar una zona del poder del EDF tendremos que cumplimentar una serie de misiones, lo que se traducirá al mismo tiempo en el mencionado aumento de ánimo en los obreros que hará que recibamos apoyos extra por su parte durante nuestros combates. Durante las luchas y misiones recibiremos además premios en forma de experiencia que se traducirán en mejoras para las armas y en la adquisición de otras nuevas. Desde protectores antibalas, hasta lanzacohetes pasando incluso por Jet Packs, Guerrilla consigue enganchar al jugador ofreciendo un sentido de la evolución del usuario muy trabajado, que nos permitirá destruir más y mejor y, lo que resulta principal, a nuestra manera.
De este modo, y como cualquier Sandbox que se precie, la campaña de Red Faction se divide en misiones principales y secundarias. Las primeras son las que más diversión ofrecen en todos los sentidos, y las que presentan los retos más interesantes. En el momento en que hemos reducido a cero la presencia del EDF sobre el sector en el que estemos trabajando se libera la misión final, que al superarla nos dará el control de la zona. Son estas misiones las que hacen avanzar a la narrativa, y las que más palpable hacen el salto de experiencia de nuestro protagonista hacia la máquina de destrucción que acabará resultando ser al final. Las opcionales, por su parte, son algo más livianas, pero al mismo tiempo también más arriesgadas y menos convencionales; obligándonos, por ejemplo, a eliminar determinado número de enemigos o a derribar una cantidad concreta de edificios con un número muy limitado de municiones, emplazando al jugador a usar la cabeza a la hora de destruirlos, buscando sus partes más débiles y pilares maestros para ahorrar armamento.
¿Cómo consigue Red Faction sobresalir por encima de la media en el atestado universo de los Sandbox? Los elementos para conseguirlo son diversos, y sólo el jugador que pase unas horas con el título los descubrirá todos; sin embargo vamos a destacar algunos. En primer lugar la IA suele ser uno de los aspectos más descuidados en un shooter de corte libre, y la de Guerrilla está muy trabajada. Tanto es así que puede transmitir la angustiosa sensación de que los enemigos tienen mil ojos, pero siempre hemos preferido a un oponente demasiado observador a uno que peca de lo contrario.
En segunda instancia el reclamo del videojuego es obvio, y hace referencia a la destrucción como principal premisa. Volition demuestra la brillantez del motor visual empleado ofreciendo un mundo donde todos y cada uno de los edificios pueden ser echados abajo. Cada parte de una construcción es totalmente interactiva y sí, por ejemplo, pegamos un martillazo en un punto concreto de cualquier muro abriremos un boquete mediante el cual se nos permitirá ver a través de él o, si lo abrimos algo más, incluso pasar al otro lado de la pared.
Sin embargo la verdadera estrella del majestuoso apartado de la destrucción es la del uso de explosivos. Si, por ejemplo, situamos cargas de C4 en los pilares de la fachada frontal de un edificio y las hacemos explosionar, éste pivotará sobre la parte destruida, cayendo con total realismo hacia delante en lugar de hacia un lado o a hacia atrás como cualquier cálculo aleatorio habría generado. Esto se traduce en opciones tácticas formidables, y en una espectacularidad que queda fuera de toda duda y que seguramente nos mantendrá las primeras horas de juego alejados del cumplimiento de misiones, inmersos en volar todo lo que encontremos sólo para contemplar la fastuosidad de su desplome.
Sin embargo sería muy injusto reducir las virtudes de Red Faction a estos dos elementos y es que el primordial, su funcionamiento comoshooter con coberturas incluidas, también brilla con gran solvencia. Los controles están muy cuidados, podemos cargar con cuatro armas en todo momento que son apropiadas y poderosas, y por otro lado la conducción y manejo de vehículos también cumple de forma notable.
Por si fuera poco si la Campaña Individual es francamente potente, elmultijugador no lo es menos. La faceta on-line de Guerrilla ofrece un enérgico entretenimiento para hasta 16 jugadores en modalidades bastante clásicas que oscilan entre los tradicionales variantes del Deathmatch, Deathmatch por equipos, toma de puntos de control y captura la bandera. Pocas estridencias por lo tanto en temas de innovación, pero una experiencia muy sólida en términos de diversión y ausencia de lag, que crece mucho gracias a las mismas características que enriquecen al modo para un solo jugador, las de una destrucción de escenarios que aporta infinidad de variantes tácticas y que hace que no haya una partida igual que otra. Por último destacar que el multiplayer del título incluye algunas características que no están presentes en la Campaña, como los ítems que potencian todavía más nuestra destrucción. Potenciadoresofensivos y defensivos que dotan de más matices y texturas a la jugabilidad y que, incluso, pueden llegan a aumentar exponencialmente el peso del sigilo.
Algo parecido se puede decir del personaje principal, muy bien llevado a cabo en términos de texturas, carga poligonal y animaciones, pero carente de personalidad. Nada característico hay en su rostro, ropaje o incluso desarrollo como héroe que sea especialmente atrayente, y que lo abstraiga del cúmulo de protagonistas con el que ya cuenta a sus espaldas la historia de los videojuegos. En la faceta técnica el frame rate es muy sólido, y sólo hemos experimentado alguna esporádica ralentización llenando la pantalla de muertos y explosiones. Algún problema aislado de popping, que se hace totalmente olvidable por la escasa distancia de dibujado que habitualmente emplea el videojuego gracias a las abundantes colinas o montañas que entorpecen la visión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario